El otro día me estaba dando un baño de espuma, tenía uvas, tenía una copa de vino y estaba desnuda tal cual soy, porque estaba conmigo misma, no tenía muy claro que fuese capaz de soportar el silencio así que puse música de Macy Gray para poder estar relajada, I try se llama la canción.
Decidí hacer algo, cerré los ojos y me sumergí dentro de la bañera para que toda el agua me cubriese como en las películas románticas, en las películas de mujeres empoderadas como yo.
Estaba protegida por el agua rodeándome y no me podía tocar el aire, ni el frío, ni el calor yo controlaba la temperatura yo controlaba las sensaciones, incluso controlaba lo que veía al cerrar los ojos.
Toda relación, cuando alguien está en el fondo del mar, se siente muy cómoda, solo quiere que le dejen en paz con su agua caliente, mirando hacia arriba donde se controla todo, mucho más cómodo que tener que preocuparse por hacer feliz a alguien, por tener que escuchar los ruidos de fondo que nos distraen de las cosas importantes de la vida. Sin embargo con la música que hemos elegido no se puede bailar, no se puede abrazar a nadie, simplemente se puede escuchar y dejarse llevar en la comodidad del fondo del mar cerrando los ojos en el súper baño de espuma, y sumergirse en el agua tibia.
No merece la pena pensar que está pasando más allá de la superficie del agua, porque pensarlo implicaría darse cuenta de que al otro lado hay una persona sufriendo porque no estamos, porque no estamos pensando que siente otra persona, porque alguien está intentando potenciarnos, ayudarnos y tira solo de la relación. Sin embargo, en una parte de nosotras deseamos que esa persona que está encima de la superficie desaparezca, se canse y se cansen de incordiar nuestro fondo del mar, es tan fácil dejarse llevar por la falta de corriente en el fondo de la bañera, tan fácil estar ausente y ver todo desde allí, sin responsabilidad, sin sentir.
De fondo escuche alguna niña gritando, deben ser mis hijas, las amo, pero en el fondo de la bañera se está tan bien no sintiendo, relajando y controlando el entorno. Es tan fácil simplemente controlar el frio y el calor, sin depender de nada.
Y recordé que un día un genio apareció en el fondo del mar, me preguntó que tres deseos le pediría, se cumplirían, sólo tenía que escribirlos y él los haría realidad, pasaron muchas horas y no tenía deseos que escribir, no podía expresarlos porque en el fondo de la bañera no existen esperanzas ni deseos, solo el agua tibia, cómoda y relajada. Estuvimos charlando mucho tiempo de mi infancia, ¿te acuerdas aquel juguete preferido, esa ilusión al recibirlo y jugar con él? ¿Cuál era? Y por primera vez me sentí comprendida, alguien deseaba cumplir mis deseos, para escapar de su vasija en el fondo del mar, donde estaba encerrado, el genio aún sigue allí, esperando y charlando, no he sido capaz de escribir mis tres deseos, fuera del agua tibia y cómoda del fondo de la bañera.
Mientras pensaba y la canción finalizaba, salí a respirar buscando la dopamina que nos aporta lo efímero, ¿el día en el que la superficie deje de estar, que es lo que vas a sentir?: alegría y dejarte llevar en el fondo del mar, pero respirando la dopamina temporal o decidirás salir del baño, abrazar y bailar.
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