Ropa y cosas materiales, pero el uniforme año tras año va pesando cada vez más y por eso mi ropa interior cada año es más y más bonita, necesito sentirme sexy no soy una persona que simplemente mueven los brazos al principio del vuelo y que simplemente te ofrecen un café muy caro, debo llevar mis elementos personales.

Qué valor tiene año tras año en la maleta lo que metemos, lo que dejamos de meter, porque lo importante no es solo la ropa que me acompaña y lo sexy que me siento con mi ropa interior. Veamos cómo año tras año dejo de meter en la maleta cosas importantes y como el contenido va cambiando según mis expectativas de futuro.

El primer año intento llevarme recuerdos de la vivienda, del lugar donde estoy asentada con mis padres, con mi pareja, con mis hijos y soy feliz, porque puedo ver la foto de ellos,  puedo ver cualquier otra cosa pero una vez que ya llegué a los 30 no sé cómo llevarme el recuerdo. La imagen de los primeros pasos de mis hijas, no me puedo llevar la imagen de la primera vez que mi hija dijo papá y no estaba disfrutando ese momento, y mucho menos cuando mi hija dijo mamá. Todas esas imágenes son experiencias que no puedo meter en la maleta, pero sin embargo intento llevarme algo a cambio que lo sustituya, una foto, un dibujo si he tenido hijas, unas fotos de mis amigos si no las he tenido.

Pasado ese tiempo ya se empieza a acabar la jornada reducida, que rápido pasa el tiempo, y entonces empiezo a no poder llevar mis recuerdos y curiosamente sustituyo en la maleta la foto de la familia por un abridor de botellas, el vino empieza a ser un recuerdo más habitual, cuando llego a casa o al hotel.

Con 20 años está llena de cualquier tipo de ropa, está llena de pulseras en la muñeca, de una medalla que me regalaron y espero que me proteja porque tengo un motivo muy claro para volver, poco a poco llegan los 30.

La maleta se va haciendo más vacía pero más pesada, se llena de cosas más materiales, cada vez pesa más la bolsa de las pinturas, cada vez pesa más la bolsa del alcohol, y cada vez pesa más la bolsa de los sentimientos que hemos dejado allí y no hemos podido llevarnos.

La maleta es a nuestra mente, como un portal Inter dimensional, llevando al fondo del mar los sentimientos y los recuerdos, y esa maleta cuando la estamos preparando, es como los viajeros dimensionales de las películas, nos ponemos la escafandra, nos ponemos los respiradores para aislarnos del mundo y se convierte en un viaje a otro mundo, la maleta se ha convertido en una llave a otra dimensión, otro portal donde la gente te ve como la persona que mueve los brazos y ofrece café caro, donde el único cariño es de la tripulación. Una dimensión donde se descansa en un hotel impersonal y sin recuerdos, cuando vuelvo a coger la maleta es para retornar al mundo personal, sola de nuevo en uno y otro mundo, esa maleta es la llave Inter dimensiones, donde el resto de los humanos no pueden sobrevivir, ni los sentimientos ni recuerdos sobreviven al portal.

Si lo que has pensado es que debes meter el uniforme, unos zapatos muy cómodos que te has comprado tú, un buen pack de maquillaje, un par de camisas bien dobladas para que no se arruguen, una ropa sexy para tu cuerpo y quizás un libro, es una maleta vacía de esperanzas, sueños, y recuerdos. Quizás deberías quitar una camisa y volver a poner los dibujos, las fotografías veinteañeras, y posiblemente un bolígrafo de un color muy bonito para mandar una postal a tus seres queridos diciéndoles lo mucho que les echas de menos, ya sea desde Oporto, Alicante, México o simplemente Albacete…

Curiosamente cuanto más esperanza menos pesa la maleta.